miércoles, 15 de diciembre de 2010

Felicitación de Navidad

 A mi me hubiera gustado ser Arthur Rimbaud, solo para haber escrito uno solo de sus poemas, como por ejemplo "Adieu" del que aquí traigo unos versos.

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Y desconfío del invierno porque es la estación de la comodidad.
A veces veo en el cielo playas infinitas, cubiertas de blancas naciones jubilosas. Un gran bajel de oro encima de mí, agita sus gallardetes multicolores en las brisas mañaneras. He creado todas las fiestas, todos los triunfos, todos los dramas. He intentado inventar nuevas flores, nuevos astros, nuevas carnes, nuevas lenguas. He creído adquirir poderes sobrenaturales. Pues bien ¡tengo que enterrar mi imaginación y mis recuerdos! ¡Una hermosa gloria de artista y de narrador apasionado!
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Arthur Rimbaud (1873)
UNA TEMPORADA EN EL INFIERNO  

Si yo pudiera escribir esto, ahora mismo lo dejaba todo y me iba a Yemen, o a donde fuera, a intentar olvidarme de todo y morirme.

Pero como las musas que a mi me visitan no parece que sean de las mejores, solo me resta intentar hacer algo digno con la tipografía y la pequeña prensa Adana, con lo más parecido a un poema que soy capaz de escribir.

Este Poema de Navidad quiere ser el primer arbol de un bosque en el que, como dijo Adrian Frutiger, deberíamos ver a la belleza de la tipografía.


Desde Imprenta Artesanal MARVEL, queremos desearos una Felices Fiestas y un maravilloso año 2011.

viernes, 1 de octubre de 2010

Un poco de historia

Ahora, que las imprentas son locales espaciosos y ordenados, donde el lugar destinado a la preimpresión en nada difiere de las salas de una clínica odontológica, imaginar como sería una imprenta en el siglo XVIII es una tarea complicada.

Un taller pequeño, con la concurrencia del dueño y uno o dos operarios sería tranquilo, pero en los grandes talleres como los de Ibarra, Sancha, Plantino o el de los Elzevir, la cosa sería bien distinta.

Es difícil imaginar la dimensión del desorden y poca higiene que reinaría en aquellos talleres tipográficos, extremo este que, intetaremos reconstruir, gracias a los escasos documentos donde se describe el funcionamiento de los mismos. Como por ejemplo la autobiografía de Benjamín Franklin, los Manuales Tipográficos o los interesante textos de Restif de la Bretonne en los que consigna por escrito la vida cotidiana de la clase obrera parisina de su época, y como tipógrafo que fue, de la realidad que tan bien conocía, nos pueden ayudar en este trabajo.

Contemplando los grabados en los que se muestra el flujo de trabajo de una imprenta, uno no puede apreciar la realidad humana de aquellas "Oficinas Tipográficas", aquellas imágenes muestran a unos impresores estáticos, sin expresión, componiendo, entintando y tirando de manera ordenada y silenciosa, aquello era realmente la utopía inmaculada y mecánica de una imprenta tipográfica.

La realidad, como podran imaginar, era bien distinta.

La imagen en negativo dejada por los antiguos Manuales sobre lo que no debían de hacer los cajistas o prensistas, nos muestran cual sería la realidad de aquellos talleres. De modo que, cuando de manera casi imperativa, prohibían comer, beber y pelearse a los obreros de un taller, lo que deja entrever es lo que ocurría cotidianamente. Por su parte, las descripciones que encontramos en textos literarios lo que hacen es enfatizar sobre los defectos de aquellos lugares, como el ruido de los talleres, las payasadas de los prensistas, o las excursiones de bar en bar de los cajistas, etc...

Con todo lo dicho, los verdaderos talleres eran lugares sucios, ruidosos y difíciles de manejas para los encargados. Las prensas crujiendo y gruñendo a cada tirón, con el tufo que dejaban las balas de entintar (cuyo relleno de lana se mojada con orines para que la tinta no se apelmazara) vamos, un hedor terrible. Por otro lado los cajistas golpeando con los componedores las cajas de tipos con el solo fin de hacer ruido y molestar, además de provocar entre los aprendices el consiguiente sobresalto. Y cuando el cansancio o la tensión del trabajo se hacía insoportable, entonces surgían las peleas, las voces y las brocas.

No es que todo el tiempo la imprenta fuera una escandalera, como profesionales que eran, hacian bien su trabajo y la prueba está en los impresos que de quellos talleres salieron. Sin embargo no debemos ser excesivamente puntillosos con aquellas personas, solo con pensar que las jornadas de trabajo se alargaba más de 12 horas, nos hará comprender mejor aquella realidad..

martes, 24 de agosto de 2010

La composición manual

La Divina Arte Negra, que así era conocida en sus inicios la imprenta, tiene en la composición manual de los textos, uno de los aspectos que menos cambios experimentó a lo largo de su historia. Para aquellos primeros cajistas, lo suyo no era exactamente componer, más bien consistía en "escribir artificialmente", o al menos eso debieron pensar aquellos escribas reconvertidos en cajistas, pues su tarea en aquellos primeros talleres de libros (como llamó Gutenberg a su primera imprenta) seguía siendo escribir, pero ahora no con el auxilio de la pluma o el cálamo, sino con letras fundidas en plomo.
Aunque la composición ha sido el oficio que, aparentemente, menos evolucionó a los largo de los 550 años de vida de la imprenta tipográfica comercial, no quiere esto decir que el procedimiento se hiciera exactamente igual que en tiempos de Gutenberg, decenas de utensilios, herramientas e inapreciables modificaciones ideadas a lo largo de su historia, nos han hecho la vida mucho más placentera a los cajistas de hoy.

Ver la historia de este oficio, con nuestra perspectiva, hace que contemplemos lo que hicieron aquellos primeros cajistas como un verdadero ejercicio de alquimia, obteniendo oro (en forma de libros) a partir del humilde  plomo (el de las letras de metal).
Intentar explicar en pocas palabras como se compone un texto con tipos de plomo es definitivamente imposible, un oficio que se aprende tras años de práctica no puede sintetizarse en tres o cuatro párrafos. Solo en enumerar las palabras utilizadas entre los cajistas para referirse a los utensilios o procedimientos empleados en la composición de un molde, ya ocuparía el espacio destinado a este artículo.
Pero lo que sí haremos es describir las herramientas básicas que todo cajista necesita para hacer su trabajo.

En una Imprenta Artesanal, lo primero, evidentemente, es disponer de un Chibalete, que es donde se guardan las cajas que contienen las letras de plomo. La Caja, que es donde el cajista encontrará todas y cada una de las letras del abecedario, así como los números, signos, espacios, etc... la misma se encuentra subdividida en pequeños cajetines donde se disponen los caracteres que representan una misma letra o signo tipográfico. El Componedor, que es la herramienta con la que el cajista forma las líneas de texto y que consiste en una plancha de hierro o bronce doblada a escuadra que en uno de sus extremos tiene una chapa fija y una corredera con mortaja y cierre que se ajustará al largo de la línea. Sobre la base se colocan los tipos, a medida que se retiran de la caja tipográfica. El lado mayor del ángulo es la base, de entre 4 ó 5 cm, y el menor debe de ser ligeramente más bajo que la altura de los tipos. El largo es variable. Por ahora vamos a prescindir de GalerasVolanderas, etc.. pues es algo que no necesitaremos al principio.

Colocados delante de la caja, lo primero es saber donde se encuentran cada una de las letras, números, signos, mayúsculas, cuadrados, espacios, etc., para ello será preciso memorizar su posición, proceso sin el cual será imposible componer un texto. En los talleres, era práctica habitual que los aprendices dedicaran una parte de su tiempo libre a memorizar la colocación de las letras en la caja, teniendo que responder con acierto y soltura a las reiteradas preguntas del oficial o del maestro para poder, tan siquiera, acercarse a una caja. 
En la parte baja de la caja se encuentran situadas las letras minúsculas (caja baja) y que, como pueden imaginar, están colocadas de acuerdo a una regla práctica, las más usuales están más cerca, el resto se encuentran distribuidas a su alrededor por su parte, las mayúsculas y las versales se encuentran en la parte alta de la caja (caja alta).
Lo primero que hacíamos los aprendices de cajistas en una imprenta era distribuir los moldes, de esta manera aprendiamos, con la práctica, donde se encontraban cada una de las letras así como a manejar entre los dedos los tipos de plomo.
 

domingo, 22 de agosto de 2010

Las "joyas" de la Imprenta

Minerva Adana
La "Adana Agency"  fue fundada en 1922 por Donald Affleck Aspiral, con la intención de fabricar pequeñas máquinas de imprimir para el incipiente mercado americano de  impresores aficionados, así como para cubrir las necesidades de las pequeñas empresas en cuanto a tarjetas y pequeños impresos.
La empresa Adana dejó de fabricar este modelo en 1966, despues de ser absorbida por la Compañía Caslon Limited, y si bien es cierto que sigue fabricandose una máquina similar en Japón, en España es imposible comprarla por cuestiones legales de marca.
La ADANA tamaño cuartilla que tenenemos en el taller fue adquirida a una empresa alemana en el año 2006 y es insustituible para la realización de pequeños trabajos. Este modelo ha sido, sin duda, el más popular y versatil de cuantos fueron construidos por Adana.


Minerva Boston de platina
Esta máquina fue adquirida en el año 1963, junto a un chibalete de letras y otro material tipográfico, a la Fundición Tipográfica José Iranzo de Barcelona por 212€ y con ella inició su andadura Gráficas Marvel, la imprenta que fundó nuestro padre ese mismo año, y a la que esta Imprenta Artesanal debe su nombre y de la que es continuadora.
Este tipo de prensas de platina fueron inventadas por Stephen P. Ruggles en Boston (de ahí su apodo) en 1851, según él, después de que se le apareciera Benjamin Franklin y le dijera como hacerla, lo cierto es que rapidamente se hicieron muy populares y fueron ampliamente copiadas por todos los contructores de máquinas para imprenta americanos y europeos. Los modelos de sobremesa, como este, fueron desarrollados por la compañía americana Golding & Co de Boston  para los impresores aficionados, que como vimos antes surgieron en EE.UU. y Reino Unido a finales del siglo XVII. Su creador Willian H. Golding, fabricó en 1895 una versión de sobremesa de las prensas de pedal que fabricaba para las imprentas comerciales.
La conocida en su tiempo como "prensa de platina de auto entintado" se caracteriza por tener un plato circular donde se distribuye y bate la tinta, un tintero para alimentarla continuamente de tinta y un par de juegos de rodillos de caucho encargados de hacer pasar la tinta del plato al molde con los tipos de metal fuertemente sujetos en la rama colocada en la platina y de estos al papel situado en el tímpano. Aunque su formato es de cuartilla, al carecer el tímpano de obstaculos laterales permite papeles mucho más grandes. Lo de "Minerva" se lo debe al popular modelo inglés construido en 1867 por Henry Smith Cropper, quién en 1891 afirmaba que había vendido 14.000 prensas en toda Europa.


El funcionamiento, como podemos ver en la imagen, es muy simple a la vez que preciso (dado que el tímpano dispone de cuatro tornillos reguladores de la presión). Cuando se tira de la palanca hacia abajo se hace girar el plato y los rodillos suben a su encuentro para renovar la tinta, entonces el papel colocado en el tímpano entra en contacto con los tipos metálicos colocados en la platina, donde previamente habremos colocado la rama con el molde. Al subir la palanca, los rodillos bajan, el tímpano vuelve a su posición inicial y es el momento de sacar el paple impreso e introducir una nueva hoja en blanco.


Minerva Heidelberg de "aspas"
Es sin duda la prensa de platina más precisa y robusta jamás construida. Solo con ver su silueta sabemos que estamos ante una "Original Heidelberg", una máquina de formato folio adquirida en el año 1972 por la nada despreciable cantidad de 600.000 pts. (de las de entonces), ¡una verdadera fortuna! que a la postre convirtió un pequeño taller de pueblo en una moderna imprenta dispuesta a atender los pedidos que la ciudad de Alcalá la Real comenzaba a demandar.
Fue de los últimos modelos de esta minerva tipográfíca, pues dejó de fabricarse en el año 1985, cuando esto ocurrió habían salido de la factoria Heidelberg 165.000 máquinas como esta, que con el paso del tiempo no ha perdido la más mínima fiabilidad y precisión y solo las manchas de tinta denotan el buen servicio que prestó al taller tipográfico y la infatigable ayuda que a partir de ahora nos tendrá que prestar.


Esta "Minerva de aspas" surgió de la incorporación, a la estructura tradicional de las minervas, de un mecanismo giratorio, similar a un molino, con dos pinzas o "aspas" en linea recta.
El funcionamiento es maravillos y muy rítmico, cuando la pinza coge de la mesa izquierda una hoja de papel en blanco, la otra pinza deja en la mesa de la derecha uno ya impreso mientras, los rodillos suben para entintarse y así poder nuevamente manchar los tipos de metal. El movimiento del tímpano contra la platina es igual al que vimos en la otra minerva, colocandose igualmente en la platina la rama con el molde.
Lo cierto es que sin esta máquina el taller no estaria en disposición de afrontar el reto tipográfico de nuestra Imprenta Artesanal, dada la calidad, su suave operatividad y sobre todo su fiabilidad. En la actualidad la mayoría de estas máquinas estan acabando en museos o como torqueladoras y estampadaras en seco en los pocos talleres que aun las conservan.

sábado, 21 de agosto de 2010

¿Que es la Impresión Artesanal?

Bueno, he pensado que quizás lo primero sea explicar en que consiste esto de la Imprenta Artesanal, especialmente ahora que la electrónica y la informática están copando las funciones que antes estaban reservadas a las Artes Gráficas.
Fundamentalmente se trata de componer, tirar y encuadernar con los medios de los que, hasta hace poco más de cincuenta años, se disponían en todas la imprentas tipográficas del mundo.

 Lo primero y fundamental es utilizar solo y exclusivamente tipo de metal o madera, que con ligeras variaciones, son muy similares a los utilizados desde la época de Gutenberg. Con estas letras compondremos todos los textos que luego vamos a imprimir. Acostumbrados, como estamos hoy en día, a disponer de centenares de tipos distintos de letras en nuestros ordenadores, la utilización de tipos de metal supone un serio obstáculo para realizar cualquier trabajo en tipografía artesanal.

Una vez compuesto el molde procederemos a su impresión, para lo que utilizaremos algunas de las máquinas tipográficas de las que disponemos en el taller, tanto manuales como automáticas. En nuestra Imprenta contamos con una Adana manual de tamaño octavilla, una Boston manual y una Minerva automática, estas en tamaño folio.

La impresión es el proceso más delicado, pues de su buena ejecución dependerá que el resultado final sea el que habíamos imaginado. Realmente con la Imprenta Artesanal los que pretendemos es que se "note" el relieve de la letra impresa, lejos han quedado los tiempos en los que la pericia de un buen maquinista se media por la capacidad de imprimir sin que se apreciara la presión que los tipos de metal dejaban sobre el papel. Nosotros, por el contrario, intentamos que en nuestros trabajos la huella dejada por la letra en el papel se aprecie a simple vista y sobre todo con el tacto. Esta es la más importante singularidad de la tipografía entendida como arte.

Finalmente el trabajo se concluye con la manipulación y encuadernación manual de las hojas impresas. Las mismas, una vez impresas, son plegadas, casadas y cosidas con hilo de algodon a mano.
De manera muy escueta, en esto consiste la Imprenta Artesanal, unos procesos, aquí solo esbozados, que en próximos artículos intentaremos desarrollar más detenidamente.

Declaración de Intenciones


Hoy comienza su andadura este blog, con la intención de mostrar los trabajos que estamos haciendo en la Imprenta Artesanal MARVEL. Un taller tipográfico a la antigua usanza, en el que usamos para la composición de los textos letras de plomo y que luego imprimimos tanto en máquinas manuales como automáticas, para obtener un trabajo artesanal en el que el relieve, dejado por los tipos en el papel, es nuestra seña de identidad.